jueves, 20 de septiembre de 2012

Esperándote.

    Mi timbre añejo se ha quedado por esperar lo inesperable, por estarse quieto ante las cámaras e impasible ante otros dedos.
    Mi timbre ya no rie, ni llora, ni funciona, ni suena... mi timbre ya no vive desde que tú no lo tocas. Mi timbre no se exhibe ante vecinas presuntuosas que se contonean calle arriba, con miradas lascivas, faldas cortas y besos furtivos.
    Y son mis oídos los que se han quedado sordos, porque no oyen su sonido, porque no oyen tus palabras, porque ya no esperan la pregunta de si hay alguien en casa.
    Mi timbre se ha manchado, se le ha corrido el rimel, su base de maquillaje ha emborronado su cara y es por esto que a veces cuando alguien viene a mi puerta ya ni le mira. Se sientre triste, olvidado y repudiado porque todos le vuelven la mano.
    Ay, pobre timbre! Fuiste la alegría de mi calle, con tu sonoridad marcando el eco por las esquinas. Fuiste la fiesta en mi casa y la tristeza en la del vecino, y ahora que te has ido, mi corazón se ha inundado entre recuerdos descolocados, abrazos rotos y guiños perdidos.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Venus.

     Asoma su primer destello entre los colores imposibles del mundo, se sonroja y se ilumina con tanta facilidad que destaca por encima de todo, y cuando todos se van, se maquilla la primera, coqueta y presumida, en la luna se balancea.

     Le gusta ver las cosas desde su lugar privilegiado. Dicen que le gusta pasearse al atardecer, que trasnocha, que se ha encargado de vigilar los sueños de la gente, que se pasa las horas en vela tratando de solucionar los problemas del día que se fue, que sonrie en la noche ante los piropos de la gente, y el brillo de sus labios vuelven a dar el día, tratando de quitarle el puesto al sol.

     Corre el tiempo pero ella sigue igual, se contonea, se balancea entre montañas, entre nubes y aires de superioridad, se mueve sigilosa entre millones de constelaciones, entre bares y luces de neón, se siente grande, se siente la mejor, se siente una estrella, y no se da cuenta que jamás lo será.