viernes, 6 de noviembre de 2009

La vida de las papadeltas.


La vida de las papadeltas, y de tantas otras cosas que no conocemos, o la de nosotros mismos cuando la gente no nos ve... ¿Suena un árbol cuando cae solitario en un bosque?.
¿Y cómo me ven a mi cuando me despido de alguien, o como me ven cuando salgo a correr, cuando estoy trabajando?... ¿cómo me ven cuando doy amor o cuando estoy ausente? ¿Cómo me ven desde fuera?
¿Cómo es la vive la gente en su casa cuando los demás no les vemos? ¿Cómo se comportan unas papadeltas en su bolsa antes de comernoslas? ¿Y un caracol en su cascarón? ¿Y una tortuga? Quien sabe, quizá dentro tienen televisión de plasma y un sillón con el mando al lado...
¿Quien es capaz de verificarme que las sardinas en lata no están saltando y charlando un segundo antes de destapar el envase? ¿Y quien me dice si los kikos no son aún granos de maíz antes de abrir la bolsa y justo cuando la abres cambian a ser kikos?
Pueden parecer estupideces, pero... necesito pruebas científicas... ¿cómo viven las lagartijas de ibiza en sus grietas, se bañan y toman el sol en sus ratos libres? Y... ¿cómo vives tú?

martes, 3 de noviembre de 2009

Correr bajo la lluvia.

Corría bajo la lluvía con la punta de los pies empapados, con las manos tan frias que apenas tenía tacto ya, y la nariz... humedecida por las gotas que esquivaban el paragüas y llegaban a estrellarse en su cara. Se notaba que a pesar de todo aún mantenía un ápice de esperanza, había remendado la última herida de su corazón con una tirita que revoloteba por su bolso, quería pensar que sería suficiente para recuperar su sonrisa, aunque su cabeza intentara decirle lo contrario, ella no la quería escuchar.
La calle mojada, su alma tambien, llena de buenos recuerdos, de amor y de dolor tambien. Aceleraba el paso, no había tiempo que perder, no quería llegar tarde de nuevo a pedir perdón, como otras veces le pasó. Sengía que su tiempo se agotaba y se ahogaba en el agua por el que caminaba, "tengo que llegar", se decía, mientras limpiaba de sus ojos las lágrimas que habían quedado confundidas con la lluvia. Miró su reloj una vez más... "no me puedo demorar", saltó el charco y se encontró de bruces con él...