miércoles, 7 de marzo de 2012


¿Cómo medimos el tiempo? ¿Somos realmente conscientes de la duración de un año? A veces parece que los años se hacen eternos, y otras veces vuelan sin pena ni gloria, sin que nos haya dado tiempo a disfrutar de esos momentos dulces que nos han dejado, cegándonos sólo en los momentos tristes, en los días grises y en los caminos llenos de polvo y piedras.

Seguramente si fuésemos apuntando en una libreta las cosas buenas del año, ganarían a las malas, sólo que deseamos tanto que nos lleguen más cosas buenas, y a ser posible mejores que las ya vividas, que las olvidamos pronto, y nos llenamos de tristeza por la pena de no conseguirlas.

Hace cuatro años, el 2008, a nivel personal fue un año muy agitado, ni que decir tiene que ganar la Eurocopa de fútbol fue algo casi inesperado para mi, al igual seguro que para mucha gente del país, y lo que sentí en esos días fue grandioso, aunque la felicidad no fue completa, meses atrás sucedió algo que lo cambió todo, pero sé que no puedo cegarme en eso, sé que no puedo dejarme arrastrar por aquella tristeza que tan duro me golpeó, y por supuesto, no fui al que más duro le dio.

Ese año, febrero fue uno de los meses más negros que he vivido, la sensación de la mayor injusticia de la vida se apoderó de mi, incluso podría decir que fue un año oscuro también, pero… no quiero pensar eso, y trato de centrarme en los dos años anteriores que tuve la ocasión de conocer a un gran chico y compartir muchas cosas, sé que hubiera sido genial compartir muchas más después de marzo, pero me quedo con sus bromas, con sus sonrisas, sus palabras, y sobre todo el amor que daba a los suyos, y sobre todo… con su pequeña.

Soy un gran afortunado por conocer a Zaira, porque simplemente me haya dedicado algunas de sus sonrisas, por que me llame tito, porque me enseñe tanto sobre ella, sobre mi y las cosas que soy capaz de hacer por ella, sobre educación de niñ@s, sobre juegos, sobre el cole, sobre lo que significa tener a alguien como ella al lado y lo que significa cuidarla y al menos tratar de educarla, tanto cuando ríe como cuando llora. Soy un gran afortunado por los paseos que hemos dado, por sus “te quiero”, por sus besos y abrazos, por enseñarme a colorear, por hacerme reír tanto, por… creo que no acabaría jamás… porque todo lo que yo le doy, no es ni la mitad del amor que me da ella, me enseña tantas cosas, que en la vida acabaría de decirlas.

Hoy mi peque cumple cuatro añitos, si, cuatro ya, toda una… niñita, jeje, tan guapa, tan simpática, cariñosa, dulce, amable… un momento, voy a tapar el ordenador que se me estropea de las babas… Cuatro años hace ya que estábamos esperando-desesperad@s en la sala de espera del hospital, que la niña decía que no le apetecía mucho salir, que ya cuando fuera primavera del todo. Tras unas largas horas Eva dio a luz, que seguro que ya tenía ganas, con aquella barrigota que tenía, que daba la sensación de que en cualquier momento explotaría. Al fin pudimos ver un ángel, el ángel, que otro ángel nos regaló para que lo cuidáramos en la tierra, y así lo hacemos, y yo trato siempre de darle lo mejor, aunque a veces haya que ponerse serio, pero al final ella que es inteligente lo entiende, como cuando por fin, tras insistirle varias veces que tenía que darme la mano para cruzar la calle antes de dejarla “libre” por la calle empedrada, un día, sin yo decir nada, cuando vio que había que cruzar, me dio la mano, sin más… prueba superada!!!

GRACIAS POR DARME LA MANO ZAIRA, MUCHAS FELICIDADES SOBRINA!!!

1 comentario:

  1. a veces hay fragmentos que por si solos se comentan... solo te diré una frase que yo me repito muy a menudo "se derramarán más lágrimas por las plegarias escuchadas que por las no atendidas"

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