viernes, 28 de agosto de 2009

Sun


Se abrió la puerta de la habitación y una luz cegadora destrozó sin compasión la oscuridad que reinaba en la sala. Un gran estruendo de luminosidad nos dejó aislado de los sonidos del mundo.
El sol había llegado, con esa capacidad suya de dar y quitar la vida, son su corazón lleno de cosas que dar y con sus rayos llenos de abrazos para regalar.
Sin duda alguna fue la cosa más hermosa que jamás habían visto, su corona roja, casi irreal, ardiente de amor que dar, intangible, circular, estrella que se resiste a marchar cuando la luna quiere quitarle el protagonismo.
Así fue como llegó a la vida, como quiso controlar la situación, pero el pobre astro no sabe que hay fuerzas mayores que él, y aún así sigue abriendose camino ante todo, sigue peleando como el primer día, sigue inmóvil en su sitio viendo como todo gira a su alrededor, esperando su momento en el que aprovechar un descuido y salir corriendo.


"Descubrimos que al final,
las palabras que no existen
nos pueden salvar... sin hablar.
Rey de corona rota
préstame un hilo de luz..."
(V.M.)

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