martes, 26 de abril de 2011

Sol de primavera.


Cae la tarde en la mancha y el sol pretende escudarse tras unas hojas de parra en su último aliento antes de perderse en el horizonte. Se agarra con sus rayos a ellas, intentando mantenerse en el cielo al menos un ratito más.
Dicen que Ibiza tiene los atardeceres más bonitos del mundo, y yo que los he presenciado, puedo decir que razón no le falta, pero tambien he de decir que la mancha no se queda atrás, claro está que no tenemos de fondo el mar, pero ver el sol perderse entre los verdes del trigo en primavera, con un cielo azul radiante, u oscurso si hay nubes de esa que parecen que van a reventar en cualquier momento, o entre parras y olivos, entre molinos de viento...
Estar perdido en mitad del ancho campo manchego, sólo con el sonido de las golondrinas, del viento, de la primavera, y sentir en la piel el regalo del sol antes de esconderse, a modo de tonos naranjas que se difuminan sin perfil con el azul del cielo, eso no es una cosa que se pueda contar, eso hay que sentirlo, y cuando tengo la suerte de perderme por ahí y verlo... me siento vivo.

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